Uno de los principales aspectos estéticos a tener en cuenta es el color de nuestra piscina.
Cuanto más uniforme sea su tonalidad, tendremos más sensación de espacio.
El clásico azul está dando paso a otros colores, como el rojo o el negro, sin olvidar los tonos arena, blanco y grises. Los colores azules y verdes invitan a entrar y salir con mayor frecuencia de una piscina con la intención de refrescarse. Las tonalidades más claras como arena, blanco o similar ofrecen un aspecto más relajante e invita a pasar más tiempo en el agua.
En las piscinas de tonos claros se aprecia más la suciedad, por lo que la limpieza ha de ser continua y exhaustiva. En los colores oscuros se disimula mejor la suciedad, pero debemos tener presente que envejecen antes, ya que el sol. el cloro y el viento harán que se deteriore el color con el paso del tiempo.
Azul: es el coloro clásico por excelencia que asociamos a la imagen de agua limpia y el color del mar. Es perfecto para piscinas familiares.
Arena: está cada vez más de moda porque da un resultado muy parecido al de algunas playas exóticas, ya que el color resultante en la superficie es de un verde turquesa claro. Hay que tener en cuenta que es una tonalidad que suele variar dependiendo de las condiciones climatológicas. Por ello no es recomendable si se vive en una zona poco soleada.
Blanco: ideal en zonas muy soleadas, ya que nos ayudará a mantener la temperatura del agua. Este color da un tono al agua entre azul y verde muy muy claro.
Gris: consigue que el agua se vea similar a la del color del mar, con tonalidades más oscuras y profundas. Es un color que disimula la suciedad y aumenta la temperatura del agua en unos cuantos grados.
Negro: es un color muy moderno y elegante, que además ayuda a mantenerla temperatura del agua.
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Fuente “PISCINAS ACTUALIDAD”